Sor Ana, Sierva de María

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REFLEXIONES…

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Me preguntaba una hermana de otra religión ¿qué es una Sor? A lo que contesté: “Una Sor, o una monja, es una hermana de una comunidad religiosa que, al ingresar como novicia, recibe una preparación espiritual de varios años, las novicias deben conocer a fondo el modo de vida de la Congregación, su participación en la vida y misión de Cristo, así como también deben aprender a confiar en la Misericordia de Dios, a vivir la obediencia sobrenatural a la voluntad de Dios, siguiendo el modelo de María, Madre de la Misericordia.

Estas santas mujeres, dignas de admiración se dedican a diversas actividades dentro de la vida de la Iglesia, algunas son educadoras, otras enfermeras, se dedican a cuidar a los enfermos, otras se dedican solo a la oración, al trabajo social, sin salario y viviendo en y de su comunidad, en la que deben producir para, juntamente con la caridad de los feligreses, poder sobrevivir.
Como todos los seres humanos del mundo no son seres perfectos, son humanas, pecadoras, con sus defectos y debilidades, pero con grandes virtudes y en su mayoría cultivando una gran espiritualidad y santidad.

Sor Ana, como se titula nuestra reflexión de hoy, es una de las Siervas de María de mi país, ellas se dedican al cuidado de los enfermos y al arduo trabajo de asistir a los pobres en sus dispensarios médicos.

He estado muy ligado a esta congregación de hermanas, por muchos años, pues en mi adolescencia me toco fundar su primer dispensario médico ubicado en el Ensanche Naco, con algunos de mis compañeros y el apoyo de la comunidad de hermanos del sector, nunca olvidare cuando llevé la primera camilla para enfermos que pude conseguir para empezar a equipar nuestro dispensario. A partir de ahí he sido ayudante, psicólogo, diácono, colaborador, amigo, de mis queridísimas Siervas de María, quienes siempre me han acogido con mucho amor y me han apoyado a través de sus oraciones en todas las circunstancias de mi vida.

Ayer me sorprendió un mensaje de Sor Ana que dice así: “Es tarde señor Víctor Martinez, le habla Sor Ana, estoy escuchando su mensaje, me encantan, me encantan, me ayudan mucho, nos ayudan mucho, siga así con tanta verbosidad y con optimismo y con una fe de valiente, así mismo. Ayyy cuanto me alegra escucharlo y aunque a veces no lo puedo escuchar debo esperar tener el tiempo y rápidamente abro su mensaje, gracias por todo, que Dios me lo siga bendiciendo. ¿Y no va a venir por acá a saludarnos a nosotras?, ya usted se mudó para allá, ya usted nos olvidó, la Republica se olvidó, ¿verdad?, bueno, que Dios me lo cuide por allá también y pida mucho por esas tierras. Gracias a Dios, el Señor es maravilloso, siempre nos está bendiciendo constantemente, recibimos bendiciones de Él, pero hay sitios que están muy peligrosos y es muy triste, pero el Señor siempre tiene piedad y misericordia de todos. Amén bendiciones no sé qué hora será por allá, pero a la hora que usted vea mi mensaje pues ya, va a ver que es Sor Ana.”

Cómo no voy a sentir felicidad cada vez que alguien me escribe, se preocupa por mí, está pendiente de este proyecto de amor, me bendicen, me dan las gracias, me apoyan, claro que me animan a seguir adelante, es la voz del mismo Dios que toca cada día mi corazón a través de ustedes mis hermanos.

Por eso, además de todos los mensajes que el Espíritu Santo me inspira, cada día, oro por ustedes todo el tiempo. Dios bendiga sus hogares y sus actividades, y acoja con amor y bendiga la labor realizada por tantas mujeres dignas que han consagrado sus vidas al servicio de la humanidad, para Glorificar al Padre.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes, gracias, a nuestra hermana Gisselle Vda. Ricardo quien ha ingresado a nuestra Comunidad de Amor para apoyarnos en esta ardura y hermosa tarea.

Hasta la próxima.