Necesitamos la Comisión de la Verdad
San José de Ocoa es tierra de libertad, de lucha, de gente laboriosa y rebelde.
La Familia Casado Villar es un digno ejemplo en su bella Loma de Los Martínez, del antiguo pueblo de Maniel (hoy Ocoa).
Varios miembros de esta familia formaron parte del primer Comité del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que se instaló en el país.
En la Guerra Patria de 1965 demostraron el material de que se había forjado la familia Casado Villar, cuando participaron en el comando que funcionaba en la Escuela Brasil, de San Carlos, Distrito Nacional, donde se comprobó su valentía, coraje, dignidad y decoro.
En 1967, Manfredo y Manuel regresan a su lar nativo y junto a los campesinos recuperan los terrenos que, alegadamente la familia Solano decía que le pertenecía.
Entre los años 1967 y 1972, está zona se convirtió en una base para la acción revolucionaria.
La persecución lo llevó a aislarse en la embajada de México, en 1972, y sale el año próximo para ese país.
En esta cacería lanzada por todo el aparato represivo, fue allanada su vivienda anterior, en el Ensanche Espaillat, de la capital, donde casualmente se había mudado Leo Mercedes, quien fue apresado.
Este aparatoso allanamiento dejó traumas a Tania, la hija de Leo que se asustó con el vuelo rasante de los helicópteros.
Manfredo Casado Villar regresó en 1975 y se internó de nuevo en las lomas, sufriendo un accidente, donde se rompió varias costillas y la familia lo trasladó a Villa Fundación, en la provincia de Peravia.
Hay que buscar un mejor tratamiento y deciden llevarlo al Distrito Nacional.
Organizan el viaje, y con él van su hermano Milcíades y dos dirigentes choferes, Francisco Estrella y Antonio Polanco Beato, siendo uno de ellos , el conductor privado y compadre de Pablo Casimiro Castro, un ex senador del opositor Partido Revolucionario Dominicano (PRD), por la provincia de Pedernales, quien fungía como un vocero opositor, bien candente,
Casimiro Castro, después de sufrir un atentado, que le dejó huellas visibles, por el uso del fósforo de fósforo blanco, cambió de carril y se puso a las órdenes de su verdugo..
Es este señor, quien delata a Manfredo, a su hermano y choferes, con el jefe de la Policía de aquel entonces, Neit Nivar Seijas.
Les hacen una encerrona en el camino, cerca del puente Lucas Díaz, donde hieren a Manfredo y se lo llevan para la fortaleza del Ejército Nacional, en San Cristóbal, donde es torturado y asesinado, al igual que sus acompañantes.
Entregan los cuerpos a sus familiares, menos el de Manfredo, que lo desaparecen… Una vieja práctica del balaguerismo.
El señor Casimiro Castro Castillo, para su pueblo, no es más que un espécimen vertebrado con cédula.
Aquel 8 de octubre de 1975 jamás será olvidado por quienes conocieron a Manfredo Casado Viilar.
La Comisión de la Verdad es una gran necesidad, ¡ya!