Necesitamos la Comisión de la Verdad
La Policía Nacional allanó una vivienda en Los Alcarrizos, donde se encontraban un grupo importante de Los Trinitarios y su principal líder, Guillermo Rubirosa Fermín, quien había dado la orden minutos antes de retirada.
Rubirosa Fermín, junto a otros rompió el cerco y se fue por los cañaverales de la zona.
Ignacia, que estaba embarazada, se dirigió por otro lugar junto a Teófilo Polanco (Chichi) y llegando a la llave pública, se produce "un enfrentamiento", donde cae Chichi Polanco.
Ignacia Javier, estudiante de la UASD y nativa de San Francisco de Macorís, es herida en una pierna y detenida.
Es conducida al Servicio Secreto, donde fue interrogada, torturada, asesinada y su cuerpo desaparecido.
Este sanguinario suceso ocurrió en octubre de 1976. Hace 47 años.
Según su madre, la profesora Dionisia Brito, fue el propio coronel Caonabo Reynoso Rosario, que era su primo, quien la tortura, la mata y ordena su desaparición.
A la madre de Ignacia le dice que la joven estudiante de la UASD está viva y que tenía un niño y que el padre del niño es uno que estaba detenido en Montecristi. De esto ya hacía más de un año y meses de su muerte.

Ignacia Javier
Qué ser humano más perverso. También quería burlarse de su madre y de otros familiares.
Después de detener a una persona, en un país donde la Constitución garantiza la integridad física, no hay razón para matarla y desaparecer su cuerpo.
Esto era una práctica común de ese régimen perverso y sanguinario, que durante 12 años encabezara Joaquín Balaguer.
Es más que necesaria una Comisión de la Verdad, para que se conozca la realidad de estos sangrientos hechos, asesinatos y desapariciones perversas, y sus verdugos, sean procesados en la justicia y los culpables de esos horrendos hechos, condenados, aún sean, después de muerto.
Y conocerán la verdad y la verdad o hará libre.