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Nuestro hermano pueblo de Haiti

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REFLEXIONES…

 

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Constantemente me están llegando videos, informaciones, comentarios acerca de la situación que vive mi país, República Dominicana, con su hermano pueblo de Haití, (hermano porque mis principios cristianos me llevan a ver con ojos de piedad, de amor, de hermandad a todos los seres humanos), pero me siento muy preocupado e indignado por la actitud asumida por mis hermanos, al recordarme la historia bíblica de Caín y Abel, en la que según el (Génesis 1:4), la ofrenda de Abel fue del agrado del Señor y no así la de Caín. Celoso de su hermano, Caín mató a Abel, sufriendo la ira de Dios y el destierro.

Nuestra historia es larga, nos hemos pasado la vida ayudando, dando apoyo, acogiendo, asistiendo a nuestro hermano pueblo de Haití, mientras que, a cambio, cada vez más crece el odio, recelo, envidia, hacia nosotros.

Toda la vida se ha sembrado en sus niños, desde que nacen, la idea de que nosotros somos sus enemigos, de que le hemos quitado la mejor parte, de que la isla es una e indivisible y hay que recuperarla, sus nuevas generaciones han crecido convencidos de ese concepto y actuarán conforme a sus creencias.

Este es el resultado de la falta de ética de algunos dominicanos, quienes, a través de la historia política de nuestro país, han estado jugando con la integridad y la seguridad del Pueblo Dominicano, con negociaciones, inversiones comerciales, votos, dinero para las campañas, mano de obra barata, en fin, todas esas cosas de las que siempre he oído hablar desde que tengo uso de razón. Al final pareciera que no importa vender la Patria por unos pesos.

Hoy las cosas se han complicado y de mala manera, les toca a nuestras autoridades presentes vivir el momento histórico más difícil, sin ser precisamente responsables de lo que sucede, sin embargo, fueron elegidos para preservar la paz, la integridad y nuestros valores patrios, al precio que sea.

Estamos siendo invadidos día a día, nos están quitando nuestras pertenencias, están ocupando todas las posiciones económicas, políticas, sociales, importantes de nuestro país, es más pienso que tal vez ya sea muy tarde.

Es muy bueno opinar desde abajo, pero no quisiera verme como gobernante con las presiones por todos lados, para tomar decisiones que puedan salvaguardar la Patria. Las Iglesias, comerciantes, potencias extranjeras, los derechos humanos, la prensa, todos opinan y presionan, pero no aportan para la solución adecuada.

La violencia engendra violencia, pero en la historia de la humanidad vemos, hasta en las Sagradas Escrituras cómo se tuvieron que librar grandes batallas para que reinara la paz y se respetaran los derechos de los pueblos.

Víctor Martinez ha pensado mucho en Juan Pablo Duarte, pues desterrado de su hermosa tierra, desde lejos, hubo momentos en los que se sentía impotente, pero nunca dejó de trabajar por alcanzar su gran meta de hacer libre e independiente a la República Dominicana, hasta que lo logró.

Solo me queda desde aquí intensificar mis oraciones y pedir a todo el que me escucha y tiene fe, tomar en serio esta situación y orar por nuestros gobernantes para que Dios los ilumine y los llene de valor, por nuestro pueblo para que Dios lo proteja de lo que nos espera y por el pueblo de Haití para que recapaciten y se puedan liberar del odio y de todos los males que llevan en sus mentes y corazones.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestro hermano Ramón Vargas.

Hasta la próxima.

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