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REFLEXIONES
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Como todo católico catequizado, desde temprana edad conocí acerca de la Virgen María y aprendí a amarla como la Madre de Dios, quien, a través de su Hijo Jesús, se encarnó en María Virgen, convirtiéndola en bendita entre todas las mujeres, y haciéndose hombre para venir a la tierra a salvar a la humanidad.
“Dios te salve María llena eres de gracia”, han sido unas palabras bíblicas que se convirtieron en la oración por excelencia de todo el que quisiera pedir su intercesión ante su hijo por nuestros pecados y necesidades.
Repetir esa oración es entrar en un estado de tranquilidad, para despejar la mente de cualquier pensamiento o tormento y entrar en un estado de meditación profunda, convirtiendo la oración en una especie de mantra.
Téngase en cuenta que la palabra mantra proviene de la combinación de dos palabras, man, (mente) y tra (vibración, proyección, protección), razón por la que la comparo con la práctica del Santo Rosario, que para mí es poner mi mente en lo divino, vibrando en frecuencias de niveles superiores y proyectando pensamientos positivos de paz y amor, sintiéndome acogido y protegido por la Madre de Dios, quien me acoge como si fuera yo uno de sus hijos preferidos.
Iba yo en mi acostumbrado autobús abarrotado de gente, parado frente al cristal de una de las puertas, aprovecho siempre para hablar con Dios y ese día empecé a mirar hacia el horizonte los hermosos paisajes y a rezar el Santo Rosario.
Sentí una inmensa alegría en mi interior y se escaba en mi rostro una sonrisa que no podía resistir, ni controlar, en verdad pensaba en las escenas de la vida de Jesús cuando era niño y su relación con su Madre María, esto lo hago para no distraer la mente de la oración, pero lo que jamás había sentido era ese gozo interior, esa sensación de felicidad que me invadía y me dejaba extrañado conmigo mismo.
Decidí dar gracias a María por ese detalle de hacerse presente en mi interior y la acogí con mucho amor dejándome llevar por esas sensaciones maravillosas de paz, alegría y amor en mi corazón.
De ahí en adelante aprendí a ver y a sentir a María diferente, ya no como compañera de infortunios, de momentos dolorosos, enfermedad, muerte, sino como motivo de alegría, de felicidad, de redención, de paz y compañera de bellas sonrisas.
A Víctor Martinez le suceden cosas extrañas en estos caminos de Dios, que debo testimoniar para Glorificarlo y proclamarlo por el mundo entero, ojalá que quienes me están escuchando hoy se atrevan a tomar un momento del día y hacer un Rosario a la Virgen, hoy que precisamente es su cumpleaños y se celebra la Natividad de la Virgen María, tal vez te dé con reír y quite esa cara dura que tienes o te sientas lleno de felicidad y alegría.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por mi exalumno muy agradecido.
Hasta la próxima.
