Relámpago Informativo DONDE LAS NOTICIAS LLEGAN PRIMERO
Necesitamos la Comisión de la Verdad
En marzo de 1978, en el municipio Baní, provincia Peravia, se escenificó un combate, sí, así podríamos llamarle, entre un hombre, con un revólver, en principio, y todo un ejército de guardias y policías, dirigido por el gran “estratega", mayor general (hoy retirado) Ramiro Matos González.
Víctor Domínguez, armado con una férrea conciencia y un noble, pero ardiente corazón, entendió que esas fieras del oscurantismo tenían sus garras afiladas y sus fauces listas para engullir la pureza de un duartiano, de un luperonista, de otro Amaury Germán, y decidió elevar su alma al cielo antes que pisotear sus huesos.
Amaneció con su valiente compañera Josefina Rodríguez Cordero (La Rubia), embarazada de 8 meses, quien había salido a comprar una camisa para Víctor, y cuando regresaba vio todo ese movimiento de tropas y logró salir del pueblo, cuando estaban instalando un cerco general.
Los primeros en llegar fueron agentes de Operaciones Especiales, y Víctor hiere a uno de ellos y toma su Fal, y ahí resiste 2 horas y media, hasta que se acaban las municiones y decide darse un disparo.
El ratón o cualquier animal acorralado pelea por el instinto de conservación, Víctor tenía una clara y fuerte convicción de sus ideas, una conciencia propia de un extraordinario gladiador, por eso su aguerrida actitud ante sus pretendidos verdugos.
Tremenda derrota moral para el oprobio y el crimen.
Años después, Josefina muere en un accidente en la autopista Duarte, y su retoño, en otro, en San Francisco de Macorís.
Las ideas se combaten con ideas y no con el lenguaje de las armas.
Sed justos lo primero, si queréis ser felices: Juan Pablo Duarte.
Urge la Comisión de la Verdad para conocer todos los crímenes que cometieron a nombre de una muy cuestionada democracia.
