Por Augusto Álvarez
Recientemente, el pasado 12 de enero de este mismo año, la muerte se llevó a un caballero del béisbol, al primero en estar en la nómina de los yanquis del Bronx, al eterno capitán azul, Pedro González.
El otrora segunda base de los Tigres del Licey, recordado por ser el “Gran Capitán”, partió para no regresar, pero nos dejó gratos recuerdos.
Un orgullo de San Pedro de Macorís, el estelar segunda base del Licey, jugó 14 temporadas, luego de ser arrancado de la aviación militar dominicana, bajo la férrea voluntad de Ramfis Trujillo, hijo del dictador Rafael L. Trujillo.
Eran tiempos difíciles para la alimentación, y en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, la tres calientes posibilitó el poder jugar.
Entre 1957 y1973, Pedro González se convirtió en un defensor de la segunda base, jugando básicamente para el equipo azul.
El 13 de septiembre del 2009, el deporte dominicano lo exaltó a los inmortales, aunque aquí esa distinción se reduce a fotos, y si te he visto… Nada más.
Al ser atrapado por problemas de pulmones, el “Gran Capitán” Pedro González, se encontraba en su hogar de siempre, en su natal Mosquitisol, un hogar y un lugar que registra la historia.