Fue un disparo mortal a la honestidad
Por Augusto Álvarez
Pese al gran esfuerzo, resultó imposible recoger el fuerte hedor que impidió que la honestidad brillara en la augusta sala de la justicia.
Sin arropar con la misma sábana a quiénes obtuvieron la bendición del Estado y ahora encabezan la judicatura, justo sería susurrar a un oído receptor "me venció el Estado".
Lo más importante del Consejo, dónde se eligió la Suprema Corte, fue la identificación de los votos, lo que significa identificar a honestos, así como a quienes lucen ser.
Cualquier persona honrada, que odie a los corruptos y el manto de impunidad, se estaría preguntando ¿cómo pudo la jueza Miriam Germán salir airosa de la dictadura y caer en la democracia?
Extrañamente, el gobierno del doctor Joaquín Balaguer no pudo doblegar la honorabilidad de Miriam Germán, no obstante, la democracia morada le puso un hasta aquí.
El Estado en su momento venció a un aspirante de nombre Danilo Medina, en otro momento, pero preñado de figuras y figurines, el poder se encargó de sacarse de la garganta la espina Germán Brito.
No sólo el Estado hizo trizas a la doctora Germán, sonó además a quienes expresaron opiniones serías de cómo ha de ser la actuación de un juez.
En medio de lo que parezca sorprende dentro, es admirable la sinceridad de quien confesó que renunció al Comité Central de su partido para jurar como juez.